Según indica el último reporte del BID, sólo el 15% de las mujeres tienen un lugar dentro de las oficinas directivas de las empresas latinoamericanas. En tanto, únicamente el 11% de las compañías tiene como gerente principal a una mujer.
Crece la preocupación por la falta de igualdad de género en las empresas de América Latina
Ante un exhaustivo análisis que hizo el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sobre la equidad de género en 87 empresas multilatinas, se nota a nivel regional que ninguna mujer es gerente, mientras que los hombres forman parte de las juntas directivas y otras áreas de decisión organizacional.
La preocupación por la falta de igualdad de género en las empresas regionales es una cuestión que ganó prominencia y urgencia en los últimos años. Aunque se experimentaron avances significativos en términos de derechos, persisten desafíos profundos en el ámbito empresarial y laboral que limitan la plena participación y avance del género.
Una de las manifestaciones más evidentes de esta desigualdad es la brecha salarial, donde a pesar de que las mujeres poseen niveles educativos similares o incluso superiores a los hombres, siguen percibiendo salarios inferiores por trabajos equivalentes.
Además, la representación femenina en roles de liderazgo y toma de decisiones en las empresas es notablemente menor en comparación con sus contrapartes masculinas.
Estas disparidades no sólo reflejan prácticas discriminatorias, sino que también indican la existencia de culturas organizacionales que perpetúan estereotipos de género y obstaculizan el avance profesional.
A esto se suma el desafío adicional del equilibrio entre trabajo y vida personal, donde las expectativas sociales y culturales sobre los roles de género pueden limitar las oportunidades de las mujeres en ciertos sectores o posiciones.
El verdadero motivo por el que se desata la discriminación laboral femenina, según el BID
El Banco resalta la profunda intersección entre la desigualdad de género global y los desafíos económicos específicos de América Latina, afectando desproporcionadamente a las mujeres en la región.
Algunos factores arraigados, como los estereotipos de género, confinan a muchas mujeres a roles de cuidado no remunerado, dificultando su acceso a empleos innovadores y limitando su progreso profesional.
Dicha desigualdad se refleja en las cifras: las mujeres dominan áreas como Recursos Humanos, comunicaciones y responsabilidad social, ocupando el 64%, 63% y 53% de los puestos respectivamente. Sin embargo, en sectores considerados más técnicos, como comercio exterior e informática, la presencia cae drásticamente, siendo menos del 35%.
Además, aunque ellas representan el 36% de la fuerza laboral en roles junior o supervisores, su presencia disminuye al 25% en roles de alto nivel. En esta línea, la prominente figura empresarial Sylvia Escovar señaló que el número de CEOs sigue siendo insuficiente.
Según indica, persisten paradigmas culturales que deben ser revisados y transformados para garantizar una representación equitativa.
Los avances empresariales para combatir la desigualdad laboral
La necesidad de un cambio urgente es evidente. Solo el 35% de quienes utilizan tecnologías avanzadas a nivel regional son mujeres, un porcentaje preocupante que puede deberse a discriminación, percepciones erróneas sobre las habilidades femeninas o a la falta de oportunidades para que las mujeres adquieran estas habilidades.
Las empresas del sector de servicios lideran con un 37% en roles tecnológicos, seguidas de cerca por el comercio con un 35%. Estos datos, aunque alentadores en comparación con otros sectores, subrayan la necesidad de políticas transformadoras.
En esta línea, desde el sector aseguran que el cambio debe ser multifacético: concienciar sobre los beneficios de la diversidad de género en liderazgo, revisar y modificar paradigmas arraigados, y adoptar medidas concretas como cuotas y cambios legislativos.
De lo contrario, como advierte, el proceso hacia la equidad podría prolongarse durante décadas.
La urgencia es clara: América Latina necesita abordar estos desafíos para garantizar un futuro más inclusivo y equitativo para todas las mujeres en el mundo empresarial.