Las mujeres han asumido un papel destacado en el empoderamiento femenino, tanto en ámbitos formales como informales, y en diversas disciplinas relacionadas con la mejora de la salud de sus familias y comunidades en todo el mundo. Sin embargo, a pesar de su compromiso, a menudo enfrentan discriminación y se les niega la oportunidad de desarrollar su potencial.
En este artículo analizaremos cómo el desarrollo del liderazgo femenino en la salud y el bienestar puede impactar positivamente en la población.
El empoderamiento femenino en la salud y el bienestar
En el umbral del final de la segunda década del siglo XXI y con la búsqueda de la cobertura sanitaria universal en marcha, se torna fundamental fortalecer el liderazgo político femenino en la esfera de salud global. Esto es primordial para avanzar en la consecución del Objetivo de Desarrollo Sostenible de la ONU, que persigue asegurar una vida saludable y promover el bienestar para toda la población, sin importar sexo ni edad; y está orientado a alcanzar la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y niñas por igual.
¿Cuál es el panorama en la actualidad?
A nivel global, las mujeres enfrentan una desproporcionada carga de enfermedad y son víctimas de muertes prematuras debido a las desigualdades de género. Estas problemáticas se reflejan en las disparidades en el acceso a servicios de salud fundamentales, la nutrición y las oportunidades educativas. No es de sorprender que en este contexto el liderazgo político en el plano de la salud presente un marcado sesgo de género, ya que la mayoría de los puestos de autoridad clave son ocupados por hombres. Incluso, aun cuando se delinean políticas relacionadas con la salud y el bienestar femenino, las mujeres raramente tienen voz y voto en la toma de decisiones.
Aproximadamente un millón de jóvenes y niñas de todo el mundo fallecen prematuramente debido a complicaciones en el embarazo y el parto, así como con enfermedades exclusivas de género, como el cáncer de útero y el de mama. Estas afecciones, si son detectadas a tiempo, tienen la posibilidad de ser tratadas a tiempo en lugares donde se brindan servicios de detección y prevención. La precaria situación de la salud femenina en muchos países, especialmente los del tercer mundo, se debe a la falta de liderazgo en las esferas políticas más altas y a la falta de priorización de los problemas específicos de salud de las mujeres. Por otro lado, numerosas investigaciones han evidenciado que la falta de atención en la salud femenina se relaciona directamente con la persistente discriminación de género al momento de acceder a servicios básicos como educación y oportunidades económicas.
El papel de las mujeres en los servicios de salud
Es destacable la situación de la atención médica en aquellas comunidades donde las mujeres están adecuadamente representadas en los parlamentos. Según los datos recopilados por la Unión Interparlamentaria en octubre de 2019, la presencia femenina en los parlamentos se situaba en un 61,3% en Ruanda, un 53,2% en Cuba y un 53,1% en Bolivia.
Estos números sugieren que la cantidad de mujeres ocupando roles de liderazgo guarda una relación con resultados positivos, como se evidencia en los índices sanitarios de Ruanda. El país ha logrado avances significativos en la reducción de las tasas de mortalidad materna. En 2012, Ruanda estaba en camino de cumplir sus objetivos de disminuir la mortalidad infantil y materna.
Un ejemplo adicional es el estudio llevado a cabo por Sonia Bhalotra e Irma Clots-Figueras, el cual investigó si las mujeres políticas en India tenían un impacto efectivo en la prestación de servicios de salud equitativos y accesibles en comparación con sus contrapartes masculinos. Las autoras concluyeron que las mujeres electas desempeñaban un papel catalizador eficiente en la mejora de la atención médica en los distritos que representaban.
Conclusión
A lo largo de la historia, las mujeres se han enfrentado a numerosos retos en su afán por convertirse en líderes e impulsar el empoderamiento femenino, especialmente en áreas cruciales como la salud y el bienestar. A pesar de los avances significativos logrados, persisten desafíos arraigados en forma de discriminación y falta de oportunidades que obstaculizan su pleno desarrollo.