Afrontando los desafíos para reducir y erradicar la brecha de género

Según el Informe Global sobre la Brecha de Género del Foro Económico Mundial, publicado en junio del año 2023, se proyectó que se necesitarán aproximadamente 131 años para cerrar la brecha de género a nivel mundial. Los efectos secundarios de la pandemia de COVID-19, como las perturbaciones en la fuerza laboral y la falta de infraestructura de cuidado adecuada, han extendido considerablemente este plazo.

En este artículo analizaremos cómo este informe destaca la importancia de priorizar el capital humano y cómo podemos enfrentar los desafíos de la brecha de género desde una visión integral. 

Los retos de la brecha de género en el capital humano

En los 146 países analizados en el informe, la diferencia en participación y oportunidades económicas se ha cerrado solo en un 60.1%, e incluso ha retrocedido en el último año. Además, las mujeres representan solo el 38% de la riqueza del capital humano a nivel mundial, en comparación con el 62% de los hombres.

El desarrollo del capital humano implica invertir en educación, salud e infraestructuras sociales para aumentar de manera constante y equitativa el potencial de ingresos. Esta inversión puede permitir que las mujeres eviten caer en ciclos de pobreza intergeneracional, donde la carga recae de manera desproporcionada en ellas.

En estos 146 países, nos encontramos a un 68.6% de alcanzar la plena paridad de género, evaluada en cuatro dimensiones clave: salud y supervivencia, logros educativos, participación y oportunidades económicas, y empoderamiento político.

El desarrollo de habilidades no solo afecta los resultados laborales, sino que también se extiende más allá de las carreras profesionales. Los adultos, especialmente las mujeres con habilidades básicas limitadas, tienen más probabilidades de tener peores resultados en salud y participación cívica. Lo contrario sucede en aquellos con altos niveles de habilidades básicas. Existe una relación entre el desarrollo del capital humano y la movilidad social.

Invertir en infraestructuras educativas y de salud también crea oportunidades profesionales y capacidad de crecimiento personal. Al mejorar las infraestructuras sociales y democratizar el acceso al conocimiento, se aumenta el potencial de ingresos, lo que otorga a las mujeres un mayor poder de decisión, un factor clave para fomentar la prosperidad familiar, comunitaria y social.

Invertir en las mujeres puede impulsar el progreso en algunas sociedades

Algunos casos de países árabes y africanos han demostrado ser un ejemplo.

Arabia Saudita experimentó un notable incremento del 3,3% en su búsqueda de la paridad de género entre 2021 y 2022. Aunque ocupa el tercer puesto en términos de mayores avances en igualdad de género, aún enfrenta desafíos significativos para equipararse con otras naciones en este aspecto. No obstante, ha logrado cerrar brechas en la educación primaria y casi en la secundaria y terciaria, estrategias esenciales para su inversión en el desarrollo del capital humano.

Dentro de Saudi Vision 2030, un marco estratégico diseñado por el Consejo de Asuntos Económicos y de Desarrollo saudí para construir una economía próspera mediante diversificación e infraestructuras mejoradas, se destaca el objetivo clave de crear un millón de empleos para mujeres y permitir que el 30% de las sauditas se integren a la población activa formal. Sorprendentemente, este objetivo se ha alcanzado siete años antes de lo previsto, con un 37% de mujeres en la población activa formal en el primer trimestre de 2023.

En cuanto a los países que han logrado mayores aumentos en la paridad de género, Liberia sobresale con un incremento del 5,1%, alcanzando un índice de paridad de género del 76%. A pesar de sus avances significativos en los derechos de la mujer, no han impactado directamente en la igualdad en el entorno laboral. Esto se debe a que el 74% de las trabajadoras están empleadas en el sector informal, enfrentando desafíos en áreas como crédito, educación financiera, protección social y capacitación para el cuidado infantil.

No obstante, iniciativas de base como el programa empresarial Next Level de ONU Mujeres para mujeres en el mercado laboral, y asociaciones gubernamentales como el Sindicato Nacional de Pequeños Comerciantes y el Banco Central de Liberia, han comenzado a allanar el camino para la transición de las mujeres hacia la economía formal.

Conclusiones

A pesar de los avances registrados en muchas sociedades socialmente arraigadas por el género masculino, el tiempo necesario para cerrar la brecha de género a nivel mundial es aún considerable. La inversión en las mujeres y su empoderamiento no solo es una cuestión de justicia social, sino también un motor clave para el desarrollo de la sociedad en su conjunto y para enfrentar los desafíos de la brecha de género.

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