La industria cinematográfica está lejos de avanzar en términos de igualdad social, ya que el género femenino aún no posee las mismas oportunidades que los hombres.
La desigualdad de género en la industria del cine
Según el último estudio de la asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA), solo 37% de las mujeres representan un personaje con diálogo dentro de una película, mientras que el 63% es representado por hombres.
La brecha de género aún persiste en varios ámbitos de la sociedad, entre ellos, en la industria cinematográfica. La mayoría de los equipos de trabajo están constituidos por varones, a excepción de las áreas de diseño de vestuario (80%), maquillaje y peluquería (73%), dirección artística (63%) y dirección de producción (55%).
A nivel mundial, la relación entre producción cultural y patriarcado se ha profundizado cada vez más con el paso de los años. Pese a la lucha feminista, en la actualidad todavía se observa la falta de representación equitativa, la cosificación de los cuerpos femeninos, la normalización de la violencia de género y la limitación de las oportunidades para las mujeres en diversos campos.
Tal es así que en el sector cinematográfico todavía hay mayor presencia masculina. Solo un 36% se encargan del montaje y los efectos especiales, un 28% se ocupa de la producción, el guión y el sonido, un 24% de la dirección, un 21% de la composición musical y un 19% de la dirección fotográfica.
Entre los datos más relevantes de la investigación, se determinó que menos del 1% de los personajes es representado por el género no binario y las personas trans. En el caso de las mujeres, el 64% son de ascendencia europea; el 18%, africanas; el 8%, asiáticas y el 7%, latinas.
Preocupación por la brecha económica entre los actores y las actrices
Entre las diferencias más notorias, se encuentran las disparidades en los ingresos y las oportunidades económicas. Esta misma se representa a través de los salarios, acceso a empleos de alto nivel y oportunidades de ascenso.
Desde CIMA advierten que la brecha económica entre ambos géneros se sitúa en un 41%, lo que demuestra que las mujeres forman parte de los proyectos que significan un costo menor.
A pesar de estos desafíos, el movimiento feminista tuvo un impacto significativo al batallar las representaciones en el sector y promover la inclusión y la diversidad en la producción cultural.
Por su parte, la creciente conciencia pública sobre las cuestiones de género llevaron a una mayor demanda de contenido cultural sensible a este tipo de problemáticas sociales. En esta línea, miles de consumidores buscan y apoyan de forma activa las obras que promueven la igualdad.
En resumen, mientras persisten limitaciones en la producción cultural inclusiva, el feminismo contribuye a los cambios significativos y a la creación de un terreno cultural equitativo. Sin embargo, sigue siendo un proceso en desarrollo, por lo que la participación continua y la conciencia crítica son fundamentales para lograr avances significativos hacia un desarrollo que refleje verdaderamente la diversidad de género.